En las últimas tres décadas, la ciudad de Nueva York ha revitalizado sus malecones. Después de una larga espera, el malecón del Bronx es el próximo en línea.
A lo largo del río Harlem en El Bronx, el área frente al cuerpo de agua salobre es conocido como un laberinto industrial, antipático al peatón y al resto del condado. Lotes vacíos, rieles de trenes, almacenes y factorías desocupadas distinguen el sur del Bronx, y arruinan la estadía de quienes disfrutan un poco al aire libre a lo largo del río Harlem. Son los resultados de poca inversión económica e injusticia ambiental que se vinculan a una salud pública pobre. Tras décadas en el olvido, el malecón del Bronx, por fin, será revitalizado y se anticipan cambios drásticos en los próximos años.
Entre tantos proyectos y propuestas, la administración del alcalde Eric Adams anunció a finales de marzo la expansión del Harlem River Greenway por el malecón del condado de El Bronx, lo que propone el desarrollo de espacios públicos de vital necesidad en una comunidad que ha sido poco favorecidas a lo largo de los años.
Los residentes del Bronx, en su mayoría latinos y negros, se enfrentan a una escasez de recursos naturales e infraestructura verde en el condado. Desde principios de 1900, cuando se dieron los primeros avances en la planificación urbana, los extremos del condado han sido lugares destinados a la actividad industrial, y no ayuda el hecho que El Bronx es el único condado conectado al resto del estado de Nueva York; actúa como una vena cava, que transporta agua, comida, y todo lo imaginable a los otros condados. Debido a esta enorme responsabilidad infraestructural, los residentes de El Bronx no pueden disfrutar de sus ríos.
Por tanto, la comunidad tiene poco acceso a las actividades recreativas que típicamente surgen a lo largo de los cuerpos de agua, donde actividades como el ciclismo, la observación de peces y aves, los deportes acuáticos y el comer al aire libre han sido popularizadas en otros condados y contribuyen sustancialmente a la salud pública de sus residentes.
Los problemas en el sur de El Bronx se entienden mejor al retornar a los principios de la ciudad como tal. Desde los años mil ochocientos, El Bronx se caracterizó por su ambiente industrial. Con el conocimiento de manufactura y fabricación de los inmigrantes irlandeses y alemanes, el perímetro del condado se llenó de factorías de pianos y fundiciones de hierro. Estas factorías distinguieron la economía de El Bronx, pero también trajeron efectos dañinos al ambiente, por lo que rápidamente buscaron otro hogar. Con la salida de estos primeros inmigrantes hacia otros estados en busca de una vida mejor, la industria perdió su relevancia. Conjuntamente, la demográfica de El Bronx cambió totalmente durante la década de 1950 con una mayoría de puertorriqueños y afroamericanos.
También surgió una obsesión automovilista con la designación de Robert Moses, el planificador urbano más impactante en la historia de la ciudad de Nueva York. Moses, designado por el entonces alcalde Fiorello La Guardia, se dio a conocer por su atracción hacia los automóviles y por las construcciones de autopistas que cruzan despiadadamente sobre comunidades en El Bronx: tales como la autopista Cross Bronx, y el expressway Major Deegan. Este, que se dirige a lo largo del río Harlem, es especialmente despreciado en la comunidad por la cantidad de gases que expulsan los vehículos que por allí transitan y sus efectos negativos a la salud pública, además de bloquear el acceso al malecón. En algunas de sus salidas, el expressway Deegan está compuesto de dos niveles, actuando como un muro elevado que esconde la vista del río, obstaculización que se hace evidente en frente del Bronx Terminal Market y otras ameninades públicas, como el Mill Pond Park, que no son visibles. Distinto a muchos otros centros comerciales, la estadía en el Bronx Terminal Market es pobre y la experiencia en el condado se centra en las autovías.
Con la creación de estas autopistas, se popularizaron los camiones en Hunts Point, y el transporte de mercancías por ferrocarril quedó anticuado — y aun así, los rieles se utilizan hoy día. Los rieles se usan para el transporte de residuos y desechos desde otros condados, lo que provoca inconformidad en la comunidad y fomenta la injusticia ambiental en el condado. Un proceso de rezonificación de 2009 reconoció la subutilización de lotes y parcelas en las áreas del malecón, puesto que hay restos industriales en los alrededores.
Pero, el desorden se comprueba al andar a pie y en la calle, pues no basta con un vistazo en Google Street View. Durante un evento organizado por la organización comunitaria South Bronx United, docenas de ciclistas se juntaron el pasado 22 de abril para pasear por el malecón del Bronx, con fines de aprender sobre el estado de las costas del condado. El punto de encuentro fue en el Jardín Maria Solá, un lugar pequeño que en las flores se ve el empeño de mantener el medioambiente bien cuidado. El jardín, muy distinto a las autopistas que le rodean, es un centro de activismo para la comunidad. Ese día en particular estuvo lleno de personas de todas las edades: niños, jóvenes, mayores – señalando la importancia de las actividades en familia. El grupo hizo un recorrido en bicicletas por el malecón; un paisaje mayormente compuesto por factorías de plástico, locaciones de Fresh Direct, FedEx, CubeSmart, rieles y el desencanto del colectivo.
El primer destino fue una yarda en la avenida Lincoln, donde se encuentra un centro del departamento de sanidad y una red de carriles. El sitio está lleno de letreros que intentan deshacerse de los peatones, pero aun así, y posiblemente por primera vez, esa yarda estuvo llena de ciclistas. Se habló sobre las complicaciones climáticas que se anticipan y la vulnerabilidad que se vivió muy claramente tras el paso del huracán Sandy. Esta área es especialmente vulnerable a las inundaciones debido a la falta de arrecifes e infraestructura verde. Los Army Corps han creado un plan para enfrentar las inundaciones en la ciudad y han mostrado imágenes de las barreras que proponen contra las inundaciones, las cuales serían construidas de concreto y tendrían hasta 20 pies de altura. Activistas comunitarios desafiaron el plan propuesto y argumentaron que el diseño brutalista no considera el acceso al malecón. El conflicto entre la protección costera y el acceso a los ríos también se ha visto en los otros condados.
Luego, llegamos hasta Bruckner Boulevard, el área más al sur del condado, con una vista al Bronx Kill: donde el río Harlem y el río East se comunican. Allí, en un callejón sin salida, nos dio la bienvenida el aroma a goma quemada. Uno de los niños reclamó el olor a palomitas, refiriéndose inocentemente a la pobre calidad del aire. Nos encontramos finalmente con una alta malla ciclónica que previene el acceso al río. Al otro lado de la verja se percibe la falta de inversión con las gramas descuidadas y lo que parecen años de cúmulo de basura industrial. Pero, aunque no parezca, sobre toda aquella precariedad resaltó la vista del Bronx Kill y el panorama de la ciudad. Por su vista y ubicación, el sitio es una joya para la comunidad, con un potencial enorme de ser transformado completamente y ofrecer actividades regulares frente al agua.
Al montar bicicleta por el sur del Bronx, se me hizo evidente que una transformación se acerca. En los últimos años, especialmente después de la rezonificación de 2009, han ocurrido varios proyectos de desarrollo que guardan la promesa de transformar el malecón de El Bronx. Las denuncias y frustraciones que los activistas comunitarios habían reclamado tantas veces fueron escuchadas y resaltadas por el alcalde Eric Adams y un grupo de representantes de la ciudad durante el anuncio de los planes para el Bronx Greenway: un proyecto integral que finalmente conectaría los extremos del condado con carriles de bicicletas y caminos accesibles para peatones.
Por años, la ciudad ha propuesto varios planes para revitalizar el malecón, pero ninguno de los planes anteriores han tenido éxito debido a los intereses de los propietarios privados, que impiden el desarrollo de construcción de interés público. El proyecto promete usar los lotes estratégicamente, conectará el parque Van Cortlandt con la isla Randalls y facilitará el acceso al río Harlem. Durante el mes de abril, se llevaron a cabo tres foros comunitarios en los que el Departamento de Transporte reiteró la necesidad de caminos verdes en El Bronx, y miembros de la comunidad tuvieron la oportunidad de aportar y comentar sobre sus quejas y experiencias en el malecón. Se espera un plan de implementación en el año 2024.
Estos proyectos, adicionales a una serie de iniciativas que incluye museos, viviendas, parques, y corredores verdes, señalan un futuro más saludable para la comunidad. Una propuesta de desarrollo social, inmobiliario y cultural importante es la construcción del complejo Bronx Point, un proyecto de viviendas de uso mixto donde estará localizado el Museo Universal de Hip Hop. Esta propuesta, junto al Museo de Niños, es una de las iniciativas que promoverá la actividad cultural en El Bronx. Actualmente en construcción y con fines de apertura en el 2023, el complejo Bronx Point tendrá un parque enfrente del río Harlem, el cual se conectará al parque Mill Pond y será accesible para el público. Pero, debido a las lujosas inversiones de Bronx Point y otros proyectos nuevos de vivienda, muchos en la comunidad temen su desplazamiento.
Cada 10 años, la ciudad de Nueva York publica planes para enriquecer sus malecones. Se restablecen conversaciones sobre la calidad del agua, sobre el acceso público, la adaptación al cambio del clima, y las oportunidades económicas en los malecones. En el año 2021, la ciudad publicó su plan de desarrollo más reciente con el que dota a la comunidad de más conectividad al río Harlem. Residentes en los condados de Manhattan, Brooklyn y Queens han sido los principales receptores de inversión en los previos esfuerzos de revitalización costera. Pero, esta vez, se ve un empeño e interés más fuerte en El Bronx.
No es cosa ajena que el sonido de las olas mejora el estado de ánimo. Las costas son lugares de reflexión y alivio, que sirven para despejarnos del caos que se vive en la ciudad. Por fin, tras décadas en el olvido, El Bronx será favorecido con estos beneficios. Históricamente, las comunidades en El Bronx han sido víctimas de la falta de inversión y de la inequidad ambiental, por lo que estos proyectos e iniciativas prometen cambios significativos para la comunidad.
Sin embargo, a pesar del entusiasmo, persiste una pregunta crucial sobre esta nueva ola de proyectos: ¿para quiénes están diseñando estos cambios?
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